Revista PROPUESTAS EDUCATIVAS
VOLUMEN 5, Nro. 9 / ENERO-JUNIO 2023
ISSN: 2708 – 6631
ISSN-L: 2708 – 6631
Pp. 76 – 84
www.propuestaseducativas.org
Economía social, género y desarrollo inclusivo
en Bolivia
Social economy,
gender and inclusive development in Bolivia
Adhemar Poma
https://orcid.org/0000-0002-1706-7506
EMPIRIA – Conocimiento Incalculable, La Paz, Bolivia
María Nelly
Pereira Álvarez
mapereira.41@gmail.com
https://orcid.org/0000-0003-2851-5703
Universidad Mayor San Andrés, La Paz, Bolivia
Artículo recibido el 10 de septiembre 2022 | Arbitrado el 20 de octubre 2022 | Aceptado enl 25 de noviembre 2022 | Publicado el
02 enero 2023
RESUMEN
La economía basada en las personas tiene que ver con el bagaje logrado
por ellas, con el manejo exitoso de la comunicación virtual y con la aplicación
de nuevos procesos y conocimientos en contextos diferentes. Sin embargo, esta
economía está muy vinculada a la economía social, una economía en la que el
dinero y su acumulación no sean la finalidad principal sino un simple medio
para lograr el bien común. El trabajo se constituye en un factor clave de
desarrollo y logro humano. Es un lugar desde donde se construye y reconstruye
el sentimiento de valor interior de la persona. Sentimiento de valor que
tendría que expresarse en un comportamiento solidario, responsable y de
convivencia plena para abatir la pobreza, la indigencia y la exclusión en todas
sus formas. Grandes segmentos de la población boliviana cuentan con “escaso conocimiento formal». Estamos hablando de un bagaje insuficiente de «conocimientos
especializados» lo que
incide en el tipo
y la calidad de desempeño laboral cotidiano. Esta situación requiere acciones decididas desde la gestión pública. Hay
que echar mano de ese conocimiento empíricamente logrado por la mayoría de los
trabajadores en la «universidad de la vida», desde sus condiciones precarias o
no, y compensarlo o complementarlo con conocimiento experto, que pueda
traducirse en nuevas y múltiples destrezas y habilidades para el trabajo
efectivo.
Palabras clave: Economía; Desarrollo;
Personas; Conocimiento
ABSTRACT
Economy based on
people has to do with the background achieved by them, with the successful
management of virtual communication and with the application of new processes
and knowledge in different contexts. However, this economy is closely linked to
the social economy, an economy in which money and its accumulation are not the
main purpose but a simple means to achieve the common good. Work is a key
factor in human development and achievement. It is a place where it builds and
rebuilds the feeling of inner value of the person. Feeling of value that would
have to be expressed in a solidary, responsible and full coexistence behavior
to reduce poverty, destitution and exclusion in all its forms. Large segments
of the Bolivian population have "little formal knowledge." We are
talking about an inadequate baggage of "expertise" which affects the
type and quality of daily work performance. This situation requires decisive
action from public administration. We must draw on that knowledge empirically
achieved by most workers in the 'university of life', from its precarious
conditions or not, and compensate or complement it with expert knowledge, which
can translate into new and multiple skills and abilities for effective work.
Keywords: Economy; Development; People; Knowledge
INTRODUCCIÓN
Existen varias definiciones sobre la economía basada en
las personas o economía humana. Una tesis genérica esboza el rol activo de los
sujetos en la sociedad a partir del conocimiento que detentan con el objetivo
de crear valor añadido en productos y servicios en un determinado sector de la
economía. Desde esta perspectiva, la economía basada en las personas o economía
humana tiene mucho que ver con el bagaje logrado de información reflexiva, con
el manejo exitoso de las nuevas formas de comunicación virtual y con la
aplicación de nuevos procesos y conocimientos en contextos diferentes.
“La economía social se convirtió en un sector de la
economía, formado por las organizaciones cuya especificidad es la de combinar
dos estructuras: una asociación de personas y una empresa (o unidad de
producción de bienes o servicios) cuya producción está destinada a satisfacer
las necesidades del grupo de personas que son sus propietarias” (Delgado y
Richer, 2001). Una economía en la que el dinero y su acumulación no sean la
finalidad principal sino un simple medio para lograr el bien común en todos los
miembros de la sociedad. Una economía solidaria que aliente el trabajo
productivo y el bienestar humano como finalidad primordial.
“Con el nacimiento de la
sociedad de la información y del conocimiento se observan profundos cambios que
afectan diferentes aspectos en la vida de la sociedad humana” (Ruiz, Font y
Lazcano, 2015). En esta tesitura, el trabajo, la función laboral, se
constituye en un factor clave de desarrollo y logro humano. Un lugar desde
donde se construye y reconstruye el sentimiento de valor interior de la
persona. Sentimiento de valor que tendría que expresarse en un comportamiento
solidario, responsable y de convivencia plena para abatir la pobreza, la
indigencia y la exclusión en todas sus formas.
El
conocimiento formal social
De acuerdo con datos que publica el Instituto Nacional de Estadística en
su página oficial, la población boliviana, para el año 2019, asciende a alrededor
de once (11) millones (500) mil personas, de las
cuales solo el 22% tendría educación superior y el 28% educación secundaria
concluida; es decir: dos (2) de cada diez (10) bolivianos han concluido la
educación superior y apenas tres (3) de diez (10) han terminado
satisfactoriamente el nivel secundario. Este panorama da cuenta del «escaso
conocimiento formal» que tiene la mayoría de la población boliviana. Estamos
hablando de un bagaje insuficiente de «conocimientos especializados» en una
parte considerable de la población trabajadora, lo que permite inferir el tipo
y la calidad de desempeño laboral cotidiano en Bolivia.
Esta situación requiere acciones decididas
desde la gestión pública. Hay que echar mano de ese conocimiento empíricamente
logrado por la mayoría de los trabajadores en la «universidad de la vida»,
desde sus condiciones precarias o no, y compensarlo o complementarlo con
conocimiento experto, que pueda traducirse en nuevas y múltiples destrezas y
habilidades para el trabajo efectivo.
Hay que dejar de pensar sólo en
la mano de obra calificada y concentrarse también en la promoción de la «mente
de obra calificada». Esto añadirá valor a los distintos eslabones de los
procesos productivos, fortalecerá al trabajador o trabajadora y los convertirá
en el eje y centro de la economía; aspecto básico y esencial para la
construcción de una sociedad con economía pensada en las personas. “Es de especial importancia que las (…) instituciones de
educación superior conjunten esfuerzos con un sentido estratégico, para atender
las necesidades de formar mente de obra en las áreas que la actividad económica
demanda”. (Castillo, 2019).
Para ello será necesario combinar
y articular esfuerzos públicos y privados, académicos y sociales, a partir de
una plataforma de instituciones y/u organizaciones, más allá de diferencias
políticas o ideológicas. Lo contrario significará una alarmante desnudez de
ideas, no pensar en el país, ignorar el contexto internacional de alta demanda
y arriesgar el futuro de miles de trabajadores, jóvenes y adultos, hombres y
mujeres, que hoy se debaten entre la pobreza y las exiguas oportunidades para
mejorar sus condiciones de vida.
“Cerca del 70% de los jóvenes latinoamericanos no tienen
capacidades técnicas, profesionales y de gestión avanzadas; el 21% no estudia
ni trabaja ni está en capacitación; y ante las dificultades para encontrar
empleo formal, el 19% cuenta con empleos de menor calidad en el sector informal”
(Bárcena, García y Gurría, 2016).
Género y Desarrollo
Actualmente existen en Bolivia diferentes
programas y proyectos que tienen la finalidad de apoyar nuevos emprendimientos
y fortalecer otros. Muchos de ellos, además de promover el desarrollo de
capacidades, consideran distintos aspectos como la entrega de un capital
inicial, herramientas y metodologías de trabajo empresarial y, también,
orientaciones para un acceso seguro a mercados locales o regionales. Son
iniciativas laudables que merecen el apoyo serio y material de todos, puesto
que el desarrollo empresarial es cardinal para la economía del país.
No obstante, aún no son muchas las
iniciativas orientadas a fortalecer capacidades empresariales exclusivamente en
mujeres, sean jóvenes o adultas. En una sociedad como la nuestra, que todavía
cultiva hábitos machistas, la promoción de los derechos económicos de las
mujeres sigue siendo un asunto imperfecto sobre el que hay que actuar con
ímpetu para obtener resultados tangibles. “Las
empresas encabezadas por mujeres requieren instrumentos financieros más
diversificados, pues quienes desean hacer crecer sus negocios a menudo carecen
de acceso a financiamiento en los términos y condiciones adecuadas para ellas”
(INMUJERES, 2019).
Ahora bien, en no pocos casos y en
diferentes segmentos de la sociedad boliviana, es el entorno cercano el que no propicia
el desarrollo de iniciativas empresariales femeninas. La familia, la pareja o
incluso las amigas o vecinos suelen expresar comentarios peyorativos, propios
de una cultura centrada en el hombre. Estas opiniones del círculo próximo de la
mujer pueden limitar su potencial creativo, restringir su crecimiento y robar
su sueño de realización personal; algunas sucumben a la presión social, otras
dejan para más adelante estos propósitos o renuncian definitivamente a esta
aspiración. O es alguna razón apremiante que obliga a iniciar un emprendimiento
por necesidad.
De ahí la urgencia de diseñar e
implementar programas generales y focalizados según características
socio-culturales, de edad y de región geográfica. Por ejemplo, cuando se trate
de intervenciones en zonas periurbanas o rurales, los objetivos no sólo tendrán
que tomar en cuenta el desarrollo de capacidades empresariales, sino también
otros aspectos previos como el reforzamiento de conocimientos y habilidades
básicas de lectura y escritura. Las personas de estos segmentos pueden tener
bajo nivel de escolaridad, pero también pueden poseer un caudal de experiencia
laboral y productiva que hay que redimir.
En este contexto, desde la esfera
personal de la mujer será necesario ser pertinaz, desplegar una voluntad
implacable y de perseverar en los propósitos definidos. Desde la esfera
pública, ya sea a partir del nivel central, departamental o municipal, deben crearse
fondos abiertos y concursables para todas aquellas mujeres que quieran iniciar
un emprendimiento. Desde las grandes o medianas empresas, el apoyo a mujeres
focalizando grupos en condición de pobreza o ruralidad es una gran oportunidad
para desarrollar acciones de responsabilidad social empresarial.
Finalmente, las organizaciones no
gubernamentales pueden aportar mucho con su conocimiento de buenas prácticas y
lecciones aprendidas para la implementación exitosa de programas de
emprendimientos femeninos. Acciones de esta naturaleza ayudarán a empoderar a
las mujeres, fortalecerán las familias y dinamizarán nuestra economía.
Competitividad y
talento humano
De acuerdo con el Reporte
Global de Competitividad 2018-2019, Bolivia ocupa el puesto número 105, en una
relación de 140 países participantes en el estudio. Si bien la competitividad
depende de varios factores, entre ellos la estabilidad macroeconómica, la
institucionalidad, la investigación y la tecnología, existen otros aspectos
ligados directamente al desarrollo del capital humano, como el nivel de
escolaridad de los trabajadores, la educación para la empleabilidad y la
cualificación laboral permanente. Por tanto, el bajo nivel de competitividad
del país puede ser explicado, entre otras razones, por las características
actuales de nuestra fuerza laboral y productiva.
En el sector empresarial, por
las condiciones socioeconómicas que prevalecen en Bolivia, hay muchas personas
que desarrollaron conocimientos, saberes y habilidades que requieren de un
tratamiento adicional para ser más productivas y competitivas. Al mismo tiempo,
la falta de cualificación no permite una inserción laboral sostenible o la
rotación en el mercado laboral, lo que va en detrimento de los ingresos de
miles de trabajadores bolivianos. “Al
sistema educativo le corresponde también luchar contra la exclusión, intentando
contrarrestar los factores que condicionan el fracaso escolar y las
dificultades posteriores relacionadas con la inserción laboral y social de
trabajadores” (Vega, 2016).
En este sentido, es fundamental
recuperar el conocimiento sólido de los colaboradores y sistematizarlo. Para
esto, el acuerdo previo entre la empresa y sus trabajadores será de importancia
capital, pues son estos últimos quienes recibirán capacitación específica y
pertinente, según estándares laborales previamente construidos con un enfoque
de diálogo social. Esto permitirá mejorar las capacidades del empleado para
beneficio propio y de la empresa en términos de productividad y competitividad.
Estas soluciones empoderan al
trabajador porque le permiten desarrollar sus posibilidades de movilidad
laboral, mejores ingresos y mayores oportunidades en el futuro.
Los trabajadores pueden
beneficiarse de este proceso en los siguientes ámbitos:
• El trabajador perfecciona sus conocimientos,
habilidades y destrezas ocupacionales.
• Al incrementarse las utilidades de la empresa,
los trabajadores aumentan sus posibilidades de mejorar sus ingresos.
• Los trabajadores tienen mayor movilidad laboral.
El trabajador está plenamente calificado, lo cual le permite rotar en el
mercado laboral y mejorar sus posibilidades de mayores ingresos.
• El trabajador participa de un mejor ambiente
laboral y aumenta su autoestima.
Algunos de los beneficios para la
organización son:
• Aumento en la productividad y desempeño de su
mano de obra. Una persona que ha mejorado sus habilidades, puede ser más
productiva en el mismo tiempo; de esta manera, los ingresos de la empresa se
incrementan.
• Ahorro en los procesos de manufactura (más
calidad, menos desperdicios).
• Se genera el compromiso y la fidelidad del
trabajador para con la empresa.
• Se reduce la rotación del personal.
• Mejora el prestigio de la empresa.
Incremento de la productividad y competitividad
Considerando que la globalización está volviendo
obsoletos los saberes actuales, es primordial la renovación y el desarrollo
permanente de los conocimientos, habilidades y destrezas de los trabajadores.
Para ello, la instalación, por ejemplo, de diferentes mecanismos de
remuneración y sistemas de incentivos que promuevan innovaciones y mejoras en
la cualificación laboral, debe ser una alternativa seria de decisión. Asimismo,
la implementación de programas de reconversión y actualización laboral, desde
los centros de educación técnica y tecnológica, con un fuerte componente de Emprendedurismo orientados a miles de
trabajadores desocupados, puede constituirse en una nueva alternativa novedosa
de servicio educativo.
Se trata de cerrar brechas entre sistemas de conocimiento
experto y sistemas de conocimiento empírico, conocimiento empírico que se va
redefiniendo en el tiempo laboral del trabajador. El desafío de la
cualificación en todo caso será establecer puentes de diálogo entre ambos
sistemas. Del mismo modo, la cualificación laboral permite democratizar el
conocimiento y sentar las bases de la construcción de sentidos laborales y
formativos. La cualificación puede lograr capitalizar y patrimonializar el
conocimiento y convertirlo en un bien personal, social y económico.
Únicamente medidas disruptivas y de alto impacto,
provenientes de diferentes sectores sociales, económicos y políticos, pondrán a
la cualificación laboral como un elemento detonador de la competitividad del país
en el actual entorno global. Si bien uno de los aspectos importantes para
generar riqueza en una sociedad, es aumentar la productividad y la
competitividad, es necesario tener sinceridad sobre la relación entre trabajo
decente y productividad. Está claro que las condiciones precarias de trabajo
pueden afectar negativamente la producción, y si no hay condiciones básicas
laborales, no puede pensarse en el incremento de la productividad. Ambos
aspectos son parte de una misma moneda. De ahí que las empresas grandes,
medianas o pequeñas deben incorporar en el plan estratégico y en la propia
gestión del negocio, el trabajo decente como un factor clave de desarrollo
organizacional.
La Organización Internacional de Trabajo (OIT) ha acuñado
la expresión “trabajo decente” para enfatizar la importancia de la seguridad,
la equidad y el respeto por la dignidad humana en la función laboral. Esto
implica considerar el ambiente laboral, la duración e intensidad del trabajo,
las posibilidades de realización personal, la protección contra la
incertidumbre y, por supuesto, los ingresos dignos.
Y en esta necesidad de articular trabajo decente y
productividad, dos son los desafíos que se deben afrontar: i. Inversión en
conocimientos teóricos y prácticos para mejorar la capacidad de los
trabajadores y ii. Trabajo sin riesgo (seguridad y salud en el trabajo); sin
embargo, estos aspectos no podrían dejarse sólo a la iniciativa de los
empresarios, son ámbitos favorables para el diseño e implementación de
políticas públicas, no sólo desde el nivel central, sino también desde el nivel
departamental y aun desde el nivel local o municipal.
Una buena medida podría ser la creación de sistemas de
incentivos o fondos concursables, orientados a las empresas medianas y
pequeñas, principalmente, con el propósito de que estas puedan diseñar e
implementar programas de inversión en capacitación, especialización y/o
re-calificación de sus trabajadores; además de incorporar mejoras en el
ambiente de trabajo, promoviendo al mismo tiempo la seguridad y la salud de los
trabajadores, hombres y mujeres.
Por otro lado, considerando que el tiempo que dedica una
persona al trabajo supone una gran parte de su vida, es necesario que el
trabajo o la función laboral sea una motivación efectiva y permanente, de tal
forma que no se convierta en una actividad abusadora u opresora, cuya “carga”
sea difícil de llevar. Por ejemplo, cuando una persona está motivada en su
trabajo, genera consecuencias psicológicas y sociales auténticas, como la
satisfacción personal, la integración grupal y el aumento de la autoestima
personal y colectiva. Este estado de cosas tiene sus beneficios directos e
indirectos en el bienestar general de los trabajadores y de la empresa,
impactando directamente no solo en la productividad, sino también en la
competitividad de la empresa.
En esta circunstancia, apremia la necesidad de diseñar
programas de cualificación laboral focalizada, orientados a grupos específicos
de población que requieren un rápido proceso de inclusión social y económica.
Se trata no solo de mejorar o perfeccionar habilidades y destrezas técnicas, sino
también de atender el déficit de conocimientos elementales, de los cuales
frecuentemente se carece en las poblaciones vulnerables. Además, dichas
intervenciones deben considerar materiales y recursos de aprendizaje amigables
con la condición de las personas, lo que significa trabajar con criterios de Psico-Andragogía Laboral.
Conclusión
Las empresas están conformadas por personas y cuando las intervenciones
están enfocadas en el sujeto, más que en otros aspectos, tienen el éxito
asegurado. La base de esta afirmación es que la «capacidad de aprender» que
tienen todas las personas, independientemente de su nivel de escolaridad o
condición socio-cultural, está incorporada en nuestros genes. Estamos
destinados a aprender, y todo el tiempo asimilamos cosas, incorporando nueva
información en nuestro bagaje de conocimientos y prácticas, ya sea formal o
informalmente. Son las dificultades, retos, conflictos, demandas del contexto,
que exigen y apelan a esta capacidad. Estamos programados para aprender o,
mejor dicho: hemos nacido para aprender.
Sin embargo, la pregunta es: ¿Cómo aprovechar esta condición «genética» para
mejorar o perfeccionar el desempeño social, laboral, ciudadano o, para el caso
presente, económico-empresarial? El punto central es diseñar la «solución
única» según las características propias y particulares de la persona o
personas que requieren la cualificación o perfeccionamiento. Y esta «solución
única» no es otra cosa que el diseño de un programa de «soluciones ad hoc de aprendizaje», que vigoricen
habilidades, destrezas, conocimientos y actitudes, partiendo de un diagnóstico
específico, preciso e integral.
Por lo tanto, cuando se diseñan programas de apoyo y
fortalecimiento de empresas, cualquiera sea su tamaño, buscando su
sostenibilidad en el tiempo, la base del éxito es centrar la acción estratégica
en las personas; poniendo el acento en la actualización permanente, desde una
perspectiva de triple pertinencia: i. que beneficie a la persona, ii. que
fortalezca a la empresa y iii. que incida en el contexto.
Los desafíos son grandes, pero esta fórmula, si se aplica
bien, podrá colocar a la empresa en un sitial de privilegio.
REFERENCIAS
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